Inmerso en el corazón de las exuberantes selvas de Colombia, Nicolás Ortiz encuentra consuelo en la meditación, conectándose con rituales ancestrales que han resonado a través del tiempo. Esta profunda comunión con los métodos antiguos y la contemplación dentro de la naturaleza sudamericana ha tejido un tapiz de inspiración para su arte de hacer mechones. De los ritmos sagrados de estas tierras, Nicolás bebe no solo de las raíces de la tradición sino también del ámbito digital donde convergen sus experiencias. Los susurros de los rituales del pasado y la fusión perfecta de la era digital lo guían, creando obras de arte empenachadas que cierran la brecha entre el pasado y el presente, lo tangible y lo virtual. Cada pieza se convierte en un portal que invita a entrar en un mundo donde la historia y la innovación bailan juntas, invitando a la contemplación y la conexión.